De camino a casa, un gato negro
se cruzó delante de mí, yo iba caminando así que me fije fácilmente que se sentó
en el medio de la vía, esperando a que llegara; no tengo buena vista, pero pude
divisar igual de fácil sus grandes ojos amarillos; ilógicamente empezó a crecer un temor en mí,
como si se tratara de una película de terror,
mientras esto pasaba continúo mi camino dudando de aquel animal; sus
intenciones y futuros actos se volvieron parte de mis pensamientos, sin querer
le tome miedo, un escalofrío recorrió mi nuca, mientras mi manos se tornaban frías
y pálidas, me concentre tanto en lo que este animal pudiera hacer que hasta pensé
en tomar otra vía a casa, pero ya era
muy tarde, ya había caminado lo suficiente como para tenerlo cara a cara; me
detuve lentamente, admirando el secretismo del animal, el cual no quitaba su
vista de mí, era pequeño, hasta me atrevería a decir que de poco tiempo de nacido.
Pero algo tenia, su mirada, su postura, su silueta la cual, habiendo poca luz
se perdía en la oscuridad, dejando ver nítidamente sus ojos amarillos. Seguro
paso un instante, menos de 2 minutos, pero si puedo asegurar que se sintió una
eternidad, la cual de pronto se tornó en decepción, ¡el gato siguió su camino!.
Que tonto fue dudar de ese animal, reí moderadamente pensando “gato loco”, secándome
la cara de sudor, caminando hacia adelante, hacia mi casa, aliviado y burlándome
de mí mismo, casi suelto las cosas que llevaba, voltee a ver a donde se había ido
el gato pero no pude divisarlo, no era importante, total ya había pasado “lo
peor”. Al mirar hacia el frente, me detuve en seco, mi mente quedo en blanco, podía
escucha mi respiración, mi corazón latir, y la inmovilidad era total, causada
por la escena que vi, exactamente la misma, donde estaba otro gato, esperándome
adelante sentado cerca de un poste igual
que el anterior, con poca iluminación con exactamente las mismas características,
incrédulo por la escena, sabiendo que no era un “deja vu” voltee como pude para
ver que estaba pasando, y me dejo aún más atónito saber que no había avanzado nada,
lo que creía haber caminado por el sendero sami oscuro parecía una ilusión puesto
que me encontraba en el mismo sitio, mi mente me estaba jugando una mala
pasada,- ¿Qué está pasando?- Dudando de mi cordura, camine a paso acelerado
hacia el gato, esta vez no solo con temor si no con incertidumbre, el animal parecía
estar congelado, hasta que empecé a notar que su cabeza seguía mi mirada, no
importaba que hiciera seguí adelante, me atrevo a decir que casi cierro los
ojos esperando lo peor.. Pero en un ataque de miedo, corrí, pase por al lado
del gato sin siquiera mirarlo y corrí hasta que me canse, puse en el suelo mi
mochila, y mi bolso de la laptop para recuperar el aliento más fácil. Vi hacia atrás
y no quedaba rastro del gato, del poste, de la oscuridad, del maldito camino!!!
Estaba aliviado. Tome aire, recogí las cosas y no di ni un paso cuando me fije
en la horrible escena, solté todo lo que tenía, mi garganta se bloqueó, casi no
podía respirar, mis rodillas temblaban y solté un grito seco. Estaba otro gato esperándome
allí adelante. Otra vez esta extraña escena, este mini cuento de horror se repitió
la tercera vez. No era posible, no estaba pasando. Voltee nuevamente y no había
avanzado nada en mi camino a casa, tal como la primera vez.
Cuando avanzas en la vida,
existen sucesos que te marcan, hechos que te paralizan o que te hacen dudar de
ti mismo. Tu miedo sale a relucir, y no eres más que un niño delante de él. Es
sabido por muchos que “lo que resistes persiste” siempre hasta que logras
superarlo. Este relato narra mi propio “circulo” de eventos en el cual siempre
se repetía la misma situación, únicamente como consecuencia de no haberla
superado en primer lugar. No vengo a decirte como superar al gato negro, ya que
eso es una acción personal, pero si vengo a decirte que en tu vida, ese gato
negro seguirá apareciendo hasta que lo superes, o hasta que no puedas más con él,
en ese punto ira a vivir a tu casa como constante recordatorio del miedo que
existe en ti, enterrado pero manifestándose hacia afuera tal cual proyector de
cine. Puede ser en forma de relaciones disfuncionales, hombres o mujeres que son
“malos” para ti, tentaciones físicas o financieras, cualquiera que se te pueda
ocurrir. El gato negro esta para enseñarnos algo, esta de ti decidir aprender.